domingo, 20 de enero de 2008

En este lugar hay tantos cuchillos que parece un pequeño poema





De pronto uno se sienta y empieza a construir tanto como en las manos le quepa. Hay hombres que en las manos sólo les cabe dos o tres pequeñas mañas y con ellas construyen dos o tres pequeñas o grandes falsedades. Otros con abarcar una flor recrean un jardín en cuanto lugar se les ponga en frente. A algunos les caben muchas palabras, voces. Y hay quienes nunca se dan cuenta de que tienen manos siquiera.





En este lugar hay tantos cuchillos



que parece un pequeño poema.



La casa es de una sola puerta,



el pasillo,



un patio



con un perro encerrado



y el taller.





Los hermanos García, en sus manos afiladas llevan el molde de una daga que se transforma; por un lado el martillo y el fuego, por otro, chatarra de carros o fierros viejos, al final la espada, un sable o un chicote con huesos de metal.





Acá la gente te ve y habla, sonríe. Un pequeño taller de manos hábiles, grandes, mágicas. Acá la gente te ve y te ofrece pasar, te platica de su trabajo, de su lugar. No pregunta mucho, más bien platica. Le habla a su mujer y ella trae una botella de mezcal, del mejor, con cáscaras de naranja. Acá la gente te ve y te da de beber en su vaso, te habla de sus cuchillos y uno bebe y comienza a reírse otra vez.





Tráigales cinco tacos a cada quien y un refresco





Inicio (El pedo de Oaxaca)

No hay comentarios: