domingo, 20 de enero de 2008

Untierno final, unprincipio a tiempo

Nada de qué sorprenderse, una imagen clara en la calle y de pronto la síntesis de mi vida empotrada en la banqueta; la suma de mis temores siendo bebida por un drenaje ficticio que alguien sin conocerme, ciertamente, o eso espero, puso en este lugar por alguna razón, pero en fin, idiota o no el motivo viene y se me cuelga: Una imagen nítida para un tierno final, un principio a tiempo







Nunca he querido ser alguien realmente, nací y he vivido casi donde mismo, camino las mismas calles y ahora como un madrazo en la cara me doy cuenta que, en pocas palabras, algo en esta forma en que me desplazo vale madre, que por más esfuerzo de construcción del futuro, más chamba y adquisición de bienes, más rápido se comienza a ir todo por el recto inevitable de esta vida.







Este texto y este blog son una despedida y un comienzo a la vez. A la gente que algún día me conoció, la gente que tristemente convive conmigo, muchas gracias por la nada que me dieron en alguna ocasión; desparezco simplemente, sin el típico nos veremos prontito. Hoy ya no soy quien solía, haré con una chingada y de una vez, la misma pinche tontería que he querido hacer siempre (a parte de actuar en una película de Tarantino)







… un tierno final, un principio a tiempo…

Hoy me levanté y simplemente no fui a chambear





HOY me levanté y simplemente no fui a chambear, sabía que me llamarían así que salí a la calle y en la primera camioneta que pasó, en la parte de atrás, dejé mi celular… si, si, si, sé que hubiera sido mejor apagarlo durante todo el día y ya, pero se me hacía más chido que alguien lo contestara más tarde y no supiera ni que pedo…y que lo cabrones del negredetti’s (Morelos y Medellín) se sacarán de onda y pensaran que algo realmente me pasó, además el cel era de los chafas y ya quería cambiarlo… creo que la libertad es importante, además ya vale madre todo de por si… recordé en la mañana un pedo que tuve en Oaxaca una vez, quería ser escritor en ese tiempo, ahora quiero ser fotógrafo, chale… hoy, como pensé aquella vez cuando ya todo se había solucionado: llegar y hacer esto, ponerse al pedo… es lo que hace falta… chale, ya vale madre todo de por si… que buena frase

No hay nada más triste que la soledad del Pistachos

El pedo de Oaxaca

Yo esperaría en el jardín y ahí me daría esa madre. Llegué, me senté, un morro como de doce años se acercó y me pregunto nombre, de dónde era. Me dijo que él esperaba a su mamá, que vivía cerca de Guelatao, que su abuela hablaba mazateco pero a él de daba güeva, que si regresaba no dejara de visitarlo… se fue. El wey de Román (con quien andaba en el viaje, de pinche ocioso) llegó y me entregó lo acordado, yo fui y me subí a un taxi, teníamos que esperar a que éste se llenara para partir, llegaron dos señoras más, un viejo y el Román haciendo que no me conocía… nos fuimos pero no tardaron en conectarse con el taxista por radio, ahí empezó el verdadero desmadre…

Acá los agarramos

Antes de llegar

Dime la neta

Un kilo, que luego se hace tres

¡La foto, la foto!

En este lugar hay tantos cuchillos que parece un pequeño poema

Tráigales cinco tacos a cada quién y un refresco

Siempre hay mujeres

De la que se salvaron cabrones

Tengo una deuda con esta ciudad

Nosotros les vamos a hace el paro pa que se vayan rápido

El inquilino

Se necesita una lana pa que se vayan

Me acuerdo cuando nos reuníamos

¿Y esos por qué están ahí?

Ixtlán de Juárez

La existencia de la conducta de acción

Se me van a la grande

Nomás saliendo me voy y me pongo a trabajar

Ya por ser pobres son criminales

En San Andrés una vez sí se chingaron a dos

Ya ni nos ponemos tristes

La violaron

Ahí les encargo una ayudadita

Váyanse con cuidado

Ponerse al pedo

acá los agarramos







Dos hombres ropa negra que lanzan su motocicleta que aún avanza y nos encañonan la nuca…“No te muevas, no te muevas, tírate cabrón, tírate, sácate la mochila, tírate, tírate…





Podía sentir el suelo por un lado de la cara y la suela de su bota por el otro (suelo/suela)… alcanzaba a aislar ambos olores. Escuchaba los ruidos de las cañerías abajo y el rechinar de la sangre en el pie del policía “saquen las armas, ¿dónde están las armas?, no te muevas cabrón, ¿donde están las armas?”… músculos sobrepuestos, conectados: del empeine a la pantorrilla, el muslo y uno y otro irrigándose, excitándose cuerpo arriba mientras gotas de agua negra que se filtran suelo abajo, contradiciéndolo todo…“¿cómo que no traen armas?, nos dijeron que traían armas, pérate no te muevas, pásame las esposas, ¿y no traes otras?, o un mecate o algo”… tendones, venas, huesos y carne armoniosamente acomodados conviviendo entre ellos hasta el hombro y bajando por el brazo. Del otro lado y del mismo modo cortezas de tierra entrelazadas setenta y cinco kilómetros hacia abajo, siglos escondidos cansados, usados; hasta llegar al centro caliente, líquido armoniosamente conviviendo también. Después la mano, más huesos más pequeños cada vez… un aparato perfecto en continuo movimiento y evolución que sostiene un arma cual boca en forma de cañón reposa en mi nuca en espera de la mínima persuasión de movimiento para besarme con su lengua de fuego y…







Ahí vienen los taxis…” una voz aguda entre cien ojos…







De pronto sólo fui testigo, nada pasaba con claridad, el mundo parecía haberse alentado…“Buenas noches, soy el comisario de Ixtlán, en donde se cometió el delito, hay que esposarlos y llevarlos para allá”… un espectador que llega tarde a la función de una obra de por sí mala…“A ver, a ver, estos muchachos se me quedan aquí. Tráiganselos, acá los agarramos y aquí se quedan. Acá nos los vamos a chingar, en San Agustín no queremos mierdas, aquí se me van a quedar un buen rato



Párate cabrón, pinche patarato, no queremos mierdas, acá no queremos mierdas”… un puño que se hunde en el estómago, una sonrisa tras el puño, todas las sonrisas detrás…







Antes de llegar




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antes de llegar



Ya desde el mismo camino, antes de llegar, se podía ver la sierra que cubre a los durmientes petrificados. Se alzaban a los lados y parecían quedarse viendo. De pronto alguno de ellos tomaba forma de gigante, se le entre dibujaba la cara, frente amplia; era como si los de antes siguieran dormidos. En la cara y los hombros les crecían pequeños arbustos enmarañados, o la voz se les hacía nopal o la mirada espinas. Ya desde el mismo camino, justo al llegar, el tiempo se medía con el aire o con la distancia o con el aroma. Había sólo un pequeño pensamiento dentro de nosotros, pensábamos en los demás, en los amigos que habían viajado también; sentíamos que el camino nos había favorecido, que esta vez nos escogía para visitar esa ciudad y quedarnos en ella, aprender.



Tomamos un camión a tres cuadras de la central para ir a Tlacolula en busca de chocolate.





Dime la neta


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dime la neta

“Ven para acá pinche güero, a ver cabrón, tu y yo vamos a hablar al chile, sin mamadas, dime la neta y yo te hago el paro cabrón, ábrete pinche güero y no va haber pedos, a ver cabrón, ya dime la pinche neta, ¿qué hicieron cabrón?, al chile, sin chingaderas porque aquí mismo te torcemos pinche güero, aquí yo te mato, te echo al río y ni quien se entere cabrón, aquí vas a decir la neta o te vas a chingar, a ver cabrón, ¿cuánto te iban a dar por esa vela?, al chile, uno no viene desde tan lejos por una pinche vela, dime cuánto, o a tu familia pues, ¿cuánto les iban a dar?, la neta, porque sino te vas a chingar, ábrete pinche güero, ¿que más te has chingado?, ¿lo de las limosnas?, ¿cuadros?, al chile o te chingamos, aquí los oaxaqueños ya estamos cansados de los pinches sacrilegios, los sacerdotes están exigiendo un pinche culpable y a ti te agarramos cabrón, y si no hablas te van a echar lo de los otros templos cabrón, acá ya estamos cansados de los pinches turistas que nada más vienen a chingarnos, dime la neta, tu compa ya confesó y si no te abres pinche güero yo te voy a dar por la derecha y por la izquierda cabrón, y tu compa se va a ir y aquí te vas a quedar y te chingas, por no abrirte y por una pinche velita te vas a quedar unos diez años pinche güero.”







Un kilo, que luego se hacen tres



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un kilo, que luego se hacen tres

Veía todo y pensaba en escribir tanto que no me alcanzaba, prefería en ratos ser sólo testigo, ponérmelo sobre la mirada y dejarlo ahí guardado, o tras las orejas. Una casa llevaba a otra y la calle sólo nos acompañaba de lado. Es un pueblo pequeño que huela a chocolate todo el tiempo, en una esquina, bajando por la gasolinera, encontrarás sobre una banca de cemento a dos mujeres hechas con hilos de colores y tierra; llevan el pelo trenzado con listones rojos, los ojos tapados con la sombra del rebozo y el camino lo van llenando de a huarache. En esa misma esquina hay una casa con dos hombres, artesanos del cacao. Pides un kilo y te salen tres por el azúcar y las almendras. Uno nada más ve, de una moledora a otra. Primero está aguado, luego se va haciendo polvo y huele más. Setenta y cinco pesos por un kilo, que luego se hace tres.

Salimos de ahí riéndonos de más, no recuerdo incluso, por la risa, ¿de dónde nos dijeron que traían este mezcal que les compramos?, yo tampoco sé, pero después de probarlo a uno eso le deja de importar. Nos fuimos a Ocotlán.

La foto, la foto

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La foto, la foto



¿Esta gente a qué le llamará cordura, sensatez, noción, conciencia? Prefiero cuatrocientos chimpancés con las narices atascadas de cocaína que un hombre con poder…



A ver párenseme ahí pa tomarles una foto antes de que se los lleven a Ixtlán. Miren, bonitos los cabrones que van a salir. Se salvaron de San Agustín, eh



A ver otra por acá, volteen… sonrían tan siquiera.”





Una maquinaria repitiendo la misma impresión durante toda su existencia, el mismo movimiento, polea-banda-polea… psssssshhhh…un tubo para fugar el vapor, baja la palanca aprieta el botón y vuelve a comenzar…





Diga algo señor



Ah si, pues, nada más agradecerle y darle las gracias a las autoridades y al comisario de San Agustín por la ayuda. Creo que debemos de seguir trabajando en coordinación, estar más en contacto para lo que se le ofrezca a uno o al otro, pues para poderlo ayudar y mantenernos comunicados, también en Ixtlán sea bienvenido, cualquier cosa que necesite tenga la confianza de acudir con nosotros, pues, para que trabajemos en conjunto, mutuo, todos, unidos, a la par y seguirnos comunicando, pues.”





El combustible de este día comenzaba a terminarse, se le agotaba la tinta al rodillo de la coherencia…



¡La foto, la foto!



“¡Pónganse allá todos!, ¡Señor síndico, usted también, el presidente, digan güisky!



¡A ver, una… dos… tres!”, ¡Flash!



¡Otra con los policías!… ¿listos?… pajarito, una, dos tres”, ¡Flash!



Clap, clap, clap





A esos llévenselos, qué están viendo aquí todo…





La digestión de una vaca que regresa y sale del estomago, un poco procesada y vuelve a ver la calle de donde proviene, el suelo donde creció que involuntariamente es interrumpido con la espalda de los dientes y la calle de nuevo e involuntariamente de regreso rumbo a las tripas.





¿Pues a cenar no?



¿a esta hora a dónde?



Pues en Oaxaca hay unos tacos buenos que yo conozco



¿Y a éstos que les hacemos?



Pues que ahí se queden en el carro











En este lugar hay tantos cuchillos que parece un pequeño poema







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En este lugar hay tantos cuchillos que parece un pequeño poema





De pronto uno se sienta y empieza a construir tanto como en las manos le quepa. Hay hombres que en las manos sólo les cabe dos o tres pequeñas mañas y con ellas construyen dos o tres pequeñas o grandes falsedades. Otros con abarcar una flor recrean un jardín en cuanto lugar se les ponga en frente. A algunos les caben muchas palabras, voces. Y hay quienes nunca se dan cuenta de que tienen manos siquiera.





En este lugar hay tantos cuchillos



que parece un pequeño poema.



La casa es de una sola puerta,



el pasillo,



un patio



con un perro encerrado



y el taller.





Los hermanos García, en sus manos afiladas llevan el molde de una daga que se transforma; por un lado el martillo y el fuego, por otro, chatarra de carros o fierros viejos, al final la espada, un sable o un chicote con huesos de metal.





Acá la gente te ve y habla, sonríe. Un pequeño taller de manos hábiles, grandes, mágicas. Acá la gente te ve y te ofrece pasar, te platica de su trabajo, de su lugar. No pregunta mucho, más bien platica. Le habla a su mujer y ella trae una botella de mezcal, del mejor, con cáscaras de naranja. Acá la gente te ve y te da de beber en su vaso, te habla de sus cuchillos y uno bebe y comienza a reírse otra vez.





Tráigales cinco tacos a cada quien y un refresco





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Tráiganles cinco tacos a cada quien y un refresco

Pásenle y siéntense en la mesa del fondo, disimulen que vienen esposados, que nadie se dé cuenta

¿También a ellos les sirvo?

Tráigales cinco tacos a cada quién y un refresco

Pinchi güero, ¿y para qué querían la chingada vela?

Pronto tal vez un camión pase sobre la vaca y le dé tan fuerte en la panza que se le abra y salgamos volando atropellados por el viento.

Siempre hay mujeres

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Siempre hay mujeres













a Rodolfo Morales, artista plástico de Ocotlán



Siempre hay mujeres

o siluetas de mujeres en estos cuadros,

hay pilares como mujeres

o cortinas.




Hay mujeres en el campo,

entre la tierra

hay mujeres con rebozo

o manos de mujeres.




Hay una blusa bordada

y es una mujer,

o hay una ciudad de barro

y siempre es de mujeres.





La gente,

el pueblo entero

se recrea, celebra y se desvive

en estas pinturas,

hay un mismo lugar

y una misma gente

en las nocturnas calles

de los rojos y los azules.











De la que se salvaron cabrones




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De la que se salvaron cabrones






La falta de luz comenzaba a gotearse en los alrededores, un pequeño cansancio recién parido. En la cabeza sólo un recuerdo del pensamiento; cuneiformes personas de un lado, de otro; algo afuera sin duda había cambiado… algo adentro seguía callado.





De la que se salvaron cabrones, eh, la gente del pueblo ya se los quería linchar. Son cerrados, la gente acá es cerrada, ahorita van a ver cuando lleguemos. Y ya díganos pues ¿pa qué querían la vela?, la neta, sino ahorita llegamos y les ponemos la máquina de mentiras… ¿de qué te ríes?, ¿no me crees?, yo nunca bromeo





La voz acompañada de un rostro, siempre acompañada cayéndose de una boca que le cuelga a los hombres.



Oye negro ¿cómo ves a estos cabrones?, ¿aguantan que les metamos una chinga?



Ni madres, están bien débiles los cabrones, a este pinche güero nomás le puse las esposas y ya estaba temblando el cabrón. A la primera se nos van. Porque hay cabrones que si aguantan, eh, hace poco agarramos a un cabrón y aguanto un chingo, mis respetos. ¿Tú si aguantas güero o no?, tas bien débil cabrón. A ése que agarramos lo llevamos a un lugar donde hay una pila y órale cabrón, le metes la pinche cabeza al agua hasta que pataleé, lo dejas descansar y otra vez, o le pones una bolsa en la cabeza hasta que se empiece a ahogar. Ese cabrón aguantó un chingo, ¿Te acuerdas?, un rato y luego se desmayó el cabrón. Ya mejor lo llevamos a encerrar, calientito.





Qué rostros son estos, qué voz, qué boca embrocada en la cara, mal puesta, llena de dientes y no-dientes y llena de una voz que no cabe y comienza a salirse… detrás el rostro acompañando, indiferente.











Tengo una deuda con esta ciudad





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Tengo una deuda con esta ciudad

He de escribirte perpetuo,

oculto.

Tengo una deuda con esta ciudad,

posiblemente por eso vengo.

Es una sucesión de rencores,

siempre se llora por alguien,

pienso.

No lo entiendo,

pero de tantos lugares

se te ocurrió escoger éste

y venir a dejar un fantasma aquí.

Nosotros les vamos a hacer el paro pa que se vayan rápido

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nosotros les vamos a hacer el paro pa que se vayan rápido

Ah chisme, váyase pa llá, saquen a toda esta gente, aquí no hay nada que ver. Órale ustedes métanse acá, aquí van a dormir y mañana venimos para que hablen a sus casas. Ya ven, qué les decíamos de la gente, ya se los quieren chingar. Entonces aquí se me quedan, no intenten ninguna chingadera. A ver, denme todo lo que traen en las bolsas. Levántate la camisa, ¿no traes golpes?, bájate los pantalones, ¡ándale cabrón!, ¿no traes golpes? Mañana nos vemos entonces, ahí hay una colchoneta y un cobertor, ustedes tranquilos, nosotros les vamos a hace el paro pa que se vayan rápido.

El inquilino

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El Inquilino

De las sombras del cerro

que se yerguen por detrás de la

transparente imagen del viento,

se desprende la figura danzante

del hombre con corazón de penacho,

de sus pies -como de la voz-

las plumas del cuervo aliado

cantan un viejo poema

a la señora de los indios,

albor del sendero del brujo,

vientre moreno,

vientre eterno del fuego,

vientre de la mano que presagia el humo del pueblo,

flor del oído,

vientre tiempo,

vientre cosecha,

vientre presencia,

flor viajera del camino descalzo,

vientre de la milpa encarcelada,

vientre maíz,

vientre mazorca,

flor vacía.

Me quedo ahora

con la soledad guardada en la esclavitud del pecho,

con la fiera de la garganta me quedo,

te ofrezco los granos (las semillas) de mis ojos de adobe

y el corral de mis pestañas.

Yo, por mi parte

le agradezco a estos pies

que no suelen quejarse de los desgarros del camino,

a mi arácnida espalda;

gracias a mis brazos y a la línea de mi frente,

a la suciedad verde de mi nuca.

Me voy, ya sin ropas,

a vivir junto a la danza

del siempre vacío.

Se necesita una lana pa que se vayan

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se necesita una lana pa que se vayan

A ver ven pinche güero pa que le hables a tus jefes. Dile que están bien, lo que hicieron y que se necesita una lana pa que se vayan, porque ya les quieren achacar otros robos, ya hablaron de otros lados, que si ustedes no se chingaron la corona de la Virgen de Juquila, por ésa si te meten unos treinta años. Diles que vayan viendo la forma de mandarles la lana, yo creo que van a ser como diez mil de cada uno, pa que le busquen, pidan prestado o algo

Me acuerdo cuando nos reuníamos

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